Feed icon

jueves, 24 de septiembre de 2009

HiStoRia De AmoR - 20 -

Después de eso tuve que ceder en lo de descansar. Mi cuerpo estaba exhausto a pesar de haber estado mucho tiempo durmiendo.
Víctor se quedó conmigo todo el tiempo. Me hizo compañía y yo se lo agradecí mucho. Gracias a él mis padres no se enteraron de nada. Parece que un par de billetes de más pudieron callar al buen doctor. Es patético como el dinero puede arreglarlo casi todo. En fin, poderoso caballero es don dinero…
Me volví a despertar y me erguí un poco para estirarme. Al mirar a mi lado contemple una butaca marrón, la misma que antes, pero con un pequeño detalle, estaba vacía.
Víctor no estaba en la habitación. Al fin y al cabo el tendría cosas más importantes que hacer que cuidarme a mí, ¿no?
Me levanté despacio con miedo a caerme, pero al parecer podía mantenerme en pie. Ande con cuidado y apoyándome en todo lo que veía camino a la ventana cuando por fin llegué, a duras penas, eché la cortina y bajé un poco la persiana. No me gusta la luz del sol, es incómoda y desagradable.
Aun estaba en pie de cara a la ventana cuando la puerta se abrió a mis espaldas y me giré para ver quién era.
Víctor entró con una bandeja en las manos. Tenía pinta de desayuno. Ojeé rápidamente los platos y luego subí la vista hasta su rostro. Me miraba serio y preocupado.
- Pero, ¿qué haces levantada? – preguntó dejando la bandeja sobre un escritorio que había enfrente de la cama y luego viniendo a mi lado para sujetarme.
- Estaba echando la cortina… la luz me molesta – confesé.
Me miró con gesto de sorpresa arqueando las cejas.
- Bueno, ya has cumplido tu objetivo. Ahora ya está volviendo a su cama señorita.
Me sujetó con cuidado y me ayudo a volver a la cama. Cualquiera diría que lo que tenía era una simple anemia. Parecía como si estuviera gravemente enferma y solo había estado un tiempo sin comer… vale también era grave pero no era para exagerar tanto… ¿no?
- Te he traído tu desayuno. No creí que te despertaras tan pronto. – depositó la bandeja sobre mis piernas para que pudiera desayunar.
- Uff… - exclamé- que de cosas. – añadí contemplando detenidamente los platos.
En aquella bandeja había dos huevos fritos, un vaso de leche, churros, dos tostadas y un zumo de naranja. Claramente había demasiadas cosas comparado con el pequeño tazón de cereales que acostumbraba a comer.
- Pues es un menú explícito para ti, chica anémica, así que te lo vas a comer todo como prometiste.
- Está bien, lo intentaré. – dije mientras pensaba por dónde empezar.
Empecé a desayunar. No tenía apenas hambre pero que se le iba a hacer. Cuanto antes me recuperara antes saldría de allí.
Mientras pegaba pequeños bocados a aquella tostada no pude evitar mirar a Víctor. Lógicamente, no había mucho a lo que mirar allí.
Víctor me miraba fijamente contemplando cada uno de mis movimientos. Estaba apoyado completamente en el respaldo de aquella butaca. ¡Estaba tremendamente sexy!
Me fije detenidamente en la ropa que llevaba. Un jersey ajustado negro y vaqueros. Llevaba el pelo de punta y también le quedaba muy bien, aunque me gustaba mucho su estilo larguillo y liso.
Dios, ¡le estaba mirando descaradamente! Cada vez me estaba pareciendo más y más a esas chicas que se guían solo por un buen físico y un talonario con muchos ceros colgado del cuello.
- ¿Tú no desayunas? – pregunté intentando desviarme de mis pensamientos.
- Como no me desayune a una de esas enfermeras, no sé que podría desayunar aquí. Prefiero esperar a la noche y no dejarte sin una enfermera que pudieras necesitar después.
Me entró un escalofrío al imaginarme la escena. La pobre enfermera vagando por los pasillos buscando alguna de las habitaciones de sus pacientes y un vampiro asechándola entre las sombras. Sonreí. Pero eso me hizo preguntarme también…
- ¿Matas a tus presas?
- Bueno… - lo pillé desprevenido- normalmente no, pero eso también depende de que persona. Si mi víctima es una chica, la dejo con vida, incluso con sangre suficiente como para que siga su camino. Después de morderla le borro la mente y no se acordará de nada de lo que le ha pasado. Pero si mi víctima es un macarra o un ladrón, violador, etc. suelo... saciar bastante mi sed.
- Bueno, me alegra que no mates a las pobres chicas…- comenté.
Ya había conseguido terminarme casi todo el desayuno y le di la bandeja a Víctor el cual salió de la habitación para devolverla a su correspondiente lugar. Yo aproveché mientras para ir al baño. Conseguí llegar casi sin problemas ya que estaba bastante cerca. Cuando regresé a mi habitación Víctor ya estaba otra vez en su sitio.
- Quiero quitarme esta estúpida bata. – dije.
- ¿Por qué? Si estas muy sexy. – sonrió.
Volví a mirar la bata, definitivamente era feísima. Aunque estaba abierta por los lados y a no ser por un fino cordón que servía como cinturón, se me estaría viendo todo el cuerpo. Ya veía lo sexy que mencionó él. No pude evitar sonreír.
Entonces Víctor me atrajo hacia él con un rápido movimiento y me sentó en su regazo. Intenté levantarme pero él me lo impidió y estiró su mano para acariciarme el rostro. Era un tacto frío pero agradable y sus ojos eran penetrantes y brillaban cuando se cruzaban con los míos.
En ese momento entró el doctor y nos pilló de esa guisa. Me levanté rápidamente y por ello me mareé y casi perdí el equilibrio.
Víctor me sujeto y me ayudo a meterme en la cama.
- Siento interrumpir la escena romántica. Bien, ¿Qué tal a desayunado? - preguntó el doctor
- Me lo he comido todo con mucha dificultad y tengo un poco de nauseas. - contesté
- Eso es normal al principio, ya se irá acostumbrando. Bueno siga así. Volveré después del almuerzo. – se despidió saliendo de la habitación.
Víctor me miró y sonrió pícaramente.
Yo me sonrojé y le devolví la sonrisa.

0 comentarios: