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miércoles, 10 de marzo de 2010

Llamas del infierno

- Ja, ja, ja - se reía el diablo. - has vuelto a caer - me decía.
- ¿Porqué me atormentas tanto? - le pregunté sin vida.
- ¿Porqué eres tan ingenua, mujer? - me respondió.

Luego, con un movimiento ágil se situó a mi lado y me susurró al oído:
- Eres solo mía y de nadie más.
Su ardoso aliento me quemaba y de un pequeño salto me aparté.

- Libérame o mátame, pero deja de hacerme sufrir, pues mi corazón ya no puede romperse más, ya es imposible de curar.
- Jamás serás libre y en el mundo sufrirás, por ingenua y tonta, nunca nadie te amará.

Y así dolida de nuevo, el demonio me lanza al mundo, quedándome otra vez sola en el abismo... sin nada que mi muerto corazón pueda sentir.