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lunes, 17 de agosto de 2009

HiStoRia De AmoR - 7 -

¿Pero porqué no dejaba de mirarme? ¡Ya estaba jarta! A la proxima vez le iva a cantar las cuarenta, ¿pero quién se a creido que es?
- Te odio.- me lloriqueó Erika.
- Yo tambien te quiero, Erika - le contesté con una sonrisa - ¿Por que motivo en esta ocasión?
- Solo te mira a ti...Yo voy, le saludo, me visto bien, le sonrio y ... ¿que consigo? Un vistazo de reojo y que le clave la vista a mi mejor amiga grr...- refunfuñó con cara de ravia.
- Estoy arta de que me mire. No me gusta que me miren así. Y ahora ... por favor Erika... ¡vuelbe a ser tu!
- Ahora que me empezaba a acostumbrar a esta ropita tan cool... - suspiró.
- ¿Cómo has podido pasar de emo a pija en un día? - pregunté asombrada y aterrorizada.
- Todo por amor Alexia, todo por amor ...
Sono el timbre y todos nos sentamos. La profesora Smith comenzó su clase de matemáticas y los alumnos, por tanto, empezaron a hablar entre ellos.
Abrí mi libreta y me limité a dibujar lo primero que se me ocurría. Cerré los ojos y comencé a dibujar lo que veía en mis visiones. Un parque. Era siniestro, rodeado de arboles sin hojas devido al otoño. Había un columpio y una especie de iglú de plástico. Terminé el dibujo cuando el timbré marcó el cambio de clases. Cogí mis cosas de la taquilla y me dirigí a la siguiente clase. Sentí como si alguien me estubiera mirando y miré de soslayo por encima de mi hombro. Victor, a tres metros de mi, mirandome fijamente con esa sonrisa suya. Apreté el puño y estube apunto de girarme para darle frente, pero ya llegaba tarde a clase de lengua y nuestra maestra Purificación es muy estricta. Entré en clase y me senté. Aun rabiosa no podía dibujar sin hacer estragos en mi libreta. Miré a la pizarra pero aguantar a nuestra maestra era peor aun que mirar la hora entera a las musarañas. A contar chicles pues... ¡No! ¡¿Quién a podido quitar los chicles del techo?! Mi único entretenimiento de emergencia...
Desde luego tengo un gafe...
Acabé mareada de los discursos de nuestra querida Puri, ya estaba algo más tranquila pero tenía que evitar verle de nuevo o mis nervios se dispararían.
Por fin, hora de almorzar.
Rumbo a la cantina junto con Erika pasó lo que no quería que pasara.
Victor, recotadó en la pared del pasillo y como no... apuñalandome con su mirada y su sonrisa traviesa.
- Alexia, ¿donde vas? - preguntó Erika.
Me encaminé a él con cara de mala leche.Ya solo quedabamos nosotros tres en el pasillo.
- Vale ya, ¿no? ¡Deja de mirarme! ¿De que vas? No hablas con nadie y te quedas todo el rato mirandome con esa sonrisita. - le grité casi agarrándole por el cuello de la camisa.
- Valla valla, encantado de conocerte tambien, Alexia.
- ¡Pero de que vas! Dios deja de mirarme, te lo advierno o si no...- me agarró las manos con un movimiento ágil y cambiamos los papeles, de un giró en seco me tenía contra la pared y no podía safarme.
- ¿O si no, qué, Alexia? - preguntó a escasos centímetros de mi oreja. Luego me miró a los ojos y juraría, que estaban rojos. Sus preciosos ojos grises pasaron a ser rojos.
- O si no ...- intenté terminar, pero aquello me dejó descolocada y no podía pensar con claridad.
- Chicos parar ya, sueltala Victor, por favor... - Intervino Erika con un tono de angustia en la voz.
En ese momento los ojos de Victor volbieron a su estado avitual, ladeó un poco la cabeza, sonrió y me soltó.
- Un placer, adiós. - se despidió haciendo una reberencia. Claramente intentarma hacerme rabiar aun más. Luego se marchó.
- Vamos a la cantina o nos quedaremos sin comida. - dijo Erika.
Nos fuimos a la cantina sin decir nada del asunto en todo el camino.

Continuara...

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