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viernes, 21 de agosto de 2009

HiStoRia De AmoR - 12 -

Viernes por la mañana. Cogí la mochila y me fui. Ya no tenía ni hambre.
Llegué me senté y miré el estado de mi exmejor amiga. No estaba en su sitio. Miré para el otro lado... si allí estaba... con Víctor. Ella le estaría contando algo. Él se limitaba a escuchar.
Continué garabateando en mi libreta.
Pasaron las horas. Terminó el insti. Volví a casa y me puse directamente a dormir.
Así fueron pasando los días. Víctor y Erika no se separaban casi nunca.
Él estaba la mayor parte del tiempo serio, solo escuchando.
A Erika se la veía feliz y eso me bastaba.
A veces le cogía de la mano, se pegaba mucho a él y eso me hizo suponer que ya estaban juntos.
Pasaron los días. Yo siempre estaba sola. Apenas picoteaba algo a la hora del almuerzo. No tenía hambre y solo me dedicaba a dormir.
Dormir me hacía estar en otro mundo. En el que Erika y yo eramos amigas...
Poco a poco me fui olvidando de ella aunque no podía evitar ponerme triste cuando ella me miraba mientras acariciaba el rostro de Víctor y luego me sonreía. Me intentaba restregar que ella tenía a Víctor y no yo. Eso no importaba... pero el motivo por el que hacía eso sí... me quería hacer daño... y lo conseguía.
Los fines de semana me los pasaba en la biblioteca.
Ya había pasado un mes.
Era la hora de almorzar y todos los alumnos estaban ya en el comedor.
Yo no tenía hambre. Me puse a pasear por los pasillos del instituto.
Iba caminando despasio mirando al suelo.
Entonces vi a Víctor con Erika. Me quedé en la esquina y me asomé un poco para poder ver.
Ambos estaban apollados en la pared. Erika le dijo algo y se echó a reír. Luego Víctor se puso delante de ella y la cojió por la cintura. Pasó su mano por el cuello de Erika. Esta cerró los ojos y puso sus manos en la espalda de Víctor. Lentamente él se fue acercando a su cuello. Yo me asomé un poco más para poder verlo bien. Entonces Víctor se paró durante unos segundos y sin llegar a mirar hacia donde yo estaba, sonrió. Sus ojos se volbieron rojos y fue tal el impacto de darme cuenta de que no era mi imaginación que antes de que terminara de babosear a Erika yo ya me había ido.
Estaba segura de que sabía que yo estaba allí. Y sus ojos eran rojos ... esta vez estaba segura de que sí.
Pero...¿cómo puede ser posible que sus ojos cambien de color?
De tanto pensar ya me dolía la cabeza.
Fui a la clase y cogí una pastilla de mi mochila. Cogí un poco de agua en el baño la bebí.
Me quedé apoyada sobre el lábaro mirándome al espejo.
Cada día estaba más pálida.
Entonces oí un grito. Me dirigía toda prisa hasta el sitio de donde provenía.
Un grupo de gente rodeaba el sitio donde hacía escasos minutos habían estado Víctor y Erika.
Conseguí a duras penas abrirme paso entre la multitud. Una de las chicas, probablemente la que gritó, estaba llorando.
Al fin pude ver que causaba tal conmoción.
Erika estaba tirada en el suelo. Llena de sangre.
Di unos pasos lentamente hacia atrás y ... me eché a correr.
Estuve corriendo por todo el instituto.
Salí afuera y me puse a buscarlo por allí también. Finalmente lo encontré en la parte trasera, sentado en la sombra de un árbol. Tenía los ojos cerrados y la cabeza inclinada hacia atrás.
Me acerque despacio. Él me escucho y se levantó. Me miró y sonrió.
Me quedé mirándole fijamente, sin expresión alguna, hasta que finalmente no pude más y mis ojos se llenaron de lágrimas. La rabia me inundó y me abalancé sobre él para pegarle.
- ¡¿Qué le has echo?! - Le gritaba todo el rato.
El simplemente se quedó mirándome sonriente mientras yo le pegaba. No le afectaba nada.
Entonces me arme de valor y le pegué un puñetazo con todas mis fuerzas ... que él paró con un movimiento ágil de su mano.
- ¡¿Qué le has echo?! - continuaba preguntándole ya sin apenas fuerza en la voz.
Entonces me hizo lo mismo que aquella vez que le pedí explicaciones por estar todo el tiempo mirándome. Me cojío y me apolló contra aquel árbol.
Me miró fijamente a los ojos y me dijo:
- Lo mismo que te podría hacer a ti.
Entonces aguantó mis manos con la suya y con la mano libre me quitó los primeros botones de la chaqueta dejando mi cuello libre. Me miró una vez más y pude ver otra vez como sus ojos cambiaban de nuevo al color rojo. Entonces lentamente bajó hasta mi cuello.
Aun recuerdo como mi pulso se congelaba y el pánico me embargaba.
Llegó hasta mi cuello y entonces ...
... Simplemente lo besó.
Levantó la cabeza de nuevo para mirarme y sonrió divertido.
Dio media vuelta y se fue.
Me quedé allí paralizada.

Continuará...

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